viernes, 30 de marzo de 2012

la melodía de cada época


       Acabo de ser consciente de como la música nos acompaña a lo largo del año, y de la importancia de ella en nuestro caminar anual. 

       Cuando el año termina o comienza (según como se mire) en nuestros hogares surge la alegría de los Villancicos con las panderetas, las zambobas, y ese sabor a roscón, mazapán y turrón que nos recuerda que aquel Niño que nació en Belén nació por nosotros y que un año más puede nacer en nuestros corazones. 
Por ello las canciones son tan vivas, tan alegres o tan esperanzadoras, porque nos indican que algo bueno y nuevo nacerá si nosotros ponemos de nuestra parte. 


       En febrero, comienza el Carnaval, tan descarado y sinvergüenza como de costumbre invadiendo toda España de acento andaluz o canario (según gustos), donde nos reinos de lo que fuimos, de lo que somos y de lo que seremos. 
Haciendo los viajes en tren, en metro o en autobús más amenos, dibujando sonrisas al compás del 3/4 y acompañado por esos kazoo, que nos indican que el entierro de la sardina está cerca, y que con el Miércoles de Ceniza, comienza nuestro tiempo de Cuaresma, de reflexión, donde el Aleluya en la Celebración de la Eucaristía se silencia, para esperar ser tocado y retocado, cantado y recantado, en el Domingo de Resurrección.


       En marzo-abril, comienza la Semana Santa, con sus marchas, no todas tan tristes como la gente piensa, sino reflexivas, que nos hacen ver y sentir, porque es imposible no sentir al escuchar las cornetas y los tambores, que alguien llamado Jesús el Nazareno, hace algo más de 2000 años, hizo algo grande.
Que sembró un antes y un después en la historia y que por ello, algunos locos como nosotros, seguimos recordándole y sintiendo admiración por su mensaje y su obras. 
Un tiempo donde es necesario morir, como el grano de trigo para dar fruto, donde hay que plantearse quienes creemos que somos y quienes en realidad somos. Un tiempo duro, donde reflexionar, y actuar , donde darte cuenta qué es lo importante a día de hoy en tu vida, y si realmente estas actuando en consecuencia y dedicandole el tiempo oportuno, un tiempo que al ritmo de clarinete, trombones y platillos, hacen destruir nuestras pequeñas casas de cartas de naipes.


       Tras la renovación y haber disfrutado un tiempo de la primavera, con las Cruces y la Feria de Sevilla ( al ritmo de guitarra y cajón) comienza el calor, las terracitas y las cervezas, y con ellas, las canciones que nos guiarán en un verano que por todos los pronósticos de los publicitas será único, fresco, lleno de aventuras e inolvidable. Comenzamos a escuchar las canciones que marcarán esa etapa del año y que muchos llamarán: "la canción del verano" que nos cansaremos de escuchar pasado ya el mes de octubre.

       Con el este mes, comenzará el otoño y la melancolía de la vuelta a la rutina, las canciones sensiblonas, cargadas de violines, guitarras y pianos, lentas para bailar en pareja, o lentas para cantar solo, pero todas con el mismo matiz, la nostalgia.

       Y con la llegada, de noviembre y diciembre , volverán a sonar esos villancicos, porque la navidad empieza cada vez antes y se va cada vez más rápido, porque nos hacemos mayores.


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       Gracias a un amigo de Granada, me he reconciliado con las procesiones y las marchas de Semana Santa, vuelvo a escuchar esos redobles que me recuerdan a la Avenida de la Constitución, a incienso y a Nazarenos, a pestiños y a piñonates. 

Pronto añadiré nuevos recuerdos, tengo ganas de torrijas y de nuevos pasos madrileños.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Desde el alma


 

     Hermano cuerpo estás cansado
     desde el cerebro a la misericordia
     del paladar al valle del deseo
     cuando me dices: "alma ayúdame"
     siento que me conmuevo hasta el agobio
     que el mismísimo aire es vulnerable.

     Hermano cuerpo has trabajado
     a músculo y a estómago y a nervios
     a riñones y a bronquios y a diafragma
     cuando me dices: "alma ayúdame "
     sé que estás condenado, eres materia
     y la materia tiende a desfibrarse.

     Hermano cuerpo te conozco
     fui huésped y anfitrión de tus dolores
     modesta rampa de tu sexo ávido
     cuando me pides: "alma ayúdame "
     siento que el frío me envilece
     que se me van la magia y la dulzura.

     Hermano cuerpo eres fugaz
     coyuntural efímero instantáneo
     tras un jadeo acabarás inmóvil
     y yo que normalmente soy la vida
     me quedaré abrazada a tus huesitos
     incapaz de ser alma sin tus vísceras. 

Mario Benedetti_ "Desde el alma"
Feliz día de la poesía